domingo, 22 de junio de 2014

SILENCIO : UN MONSTRUO QUE AVANZA








Silencio: Un monstruo que avanza – El estreno del mash up del circuito Slam porteño


Explicarse a sí mismo debe ser una de las actividades más extrañas que existen y sin embargo, eso hacemos todo el tiempo aunque no lo sepamos. Ayer acudimos en manada al estreno de Silencio en el Centro Cultural Konex, un mash up de Tomas Larrinaga sobre el circuito porteño de poesia oral.

¿Qué es un mash up? Una malla articulada de deseos cuya materialidad se convierte en un conjunto colectivo indivisible y conciente. A eso es a lo que asistimos ayer. A la expresión sintetizada en 90 minutos y unas cuantas decenas de caras, de un monstruo, que empezó siendo un juego y hoy tiene vida propia. Ardua tarea para Tomas, que tuvo entre sus manos más de 10 tera de archivos y materiales que reflejan la vida de este colectivo anónimo del under. Una historia que se pisa los talones  a sí misma, tanto que la desdibuja, porque mientras la vivís ya está cobrando otra forma.

Los grupos surgen de la necesidad, decía Diego Arbit antes de entrar a una de las muchas salas donde funciona No Solo en Cines, un circuito alternativo impulsado por Emiliano Romero para exhibir audiovisuales independientes. Arbit, es uno de los impulsores de este músculo de la oralidad que late a 160 pulsaciones por minuto casi sin interrupción. Me quedé con ganas de preguntar más - Y nosotros ¿qué necesidades tenemos? - No hizo falta. La pregunta se contesta por el peso de sí misma. La poesia oral también llamada poesía slam surge, de manera inexacta en el espacio y en el tiempo porteño, lo que sí sabemos es que una manga de adolescentes se aburrieron de la solemnidad y el respeto con que nos obligaban a curtir la poesía y la literatura de calidad.

La característica que destaca al Slam en Bs.As es el teatro, nos dice Sol Fantin y más allá Nanu Nanu acelera: aquello y aquello todo es Slam si le ponemos el cuerpo. En alguna parte de mi cerebro todavía retumban las manos de Mariana Bugallo diciendo, “la poesía oral es esa que te interpela”, que se planta, que se la banca y te habla a vos que estás acá.

Pensar hoy en Slam, es porque no, pensar ayer, en la movida punk, rock y hardcore de los 80 para acá. Es pensar en Cemento, en el Parakultural, en el BA Hardcore, en las ferias de fanzine en los 90, en la Casa Giribone en 2001 y más acá en la F.L.I.A. Es pensar en momentos de la Argentina en que las palabras asamblea y autogestión comenzaban a cobrar vida en todas las esquinas y trascendían incluso las barreras del piquete, de la desocupación, las fábricas recuperadas, la economía doméstica y el trueque para instalarse en todos los territorios. Autogestión de la vida, no como un mero arte invididual. Hay que jugarse y ponerse de acuerdo con el otro para hacerse lugar. Esa es la estrategia, hacerse escuchar. Todos estos espacios tienen puntos en común: un desprecio insoslayable por la autoridad y un deseo imparable por tomar protagonismo. La expresión local del Just Do it Your Self.

Pensar en Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Sussy Shock, Luis Aranosky, Pat Rocker, Diego Arbit, Juan Xiet o Sagrado Sebakis, es pensar de algún modo en algunas de las expresiones más fuertes del arte como definición política, como opción de vida desde abajo, bien de abajo, subterraneo y en comunidad. Qué hay más slamero que ponerle a un poema el cuerpo, todos los días durante las 24 horas. “¿Qué soy? ¿Importa? ¡Soy arte!” Decía Sussy Shock allá por los inicios de los años 2000.  “Nos dicen que esto no es poesía. ¿Importa? No ¡¿Importa?! ¡¡No!!”, declaman 10 años después los Poesía Estéreo en la apertura de un Slam o entre el público interlocutor del Sucede en la Oreja Negra. 

Rupturas y continuidades de eso también se trata este asunto del Slam. Y todavía es posible remontarse más lejos, al teatro griego clásico, al coliseo, a la declamación, a la oratoria, a la transmisión oral del aquí y ahora, vos y yo ¿qué hacemos con todo esto? Pero  ¿En dónde se conectan el Slam y el teatro griego? En la primacia del cuerpo en el espacio escénico cuyo límite no siempre es definido. Se conectan incluso en algunas inquietudes que permanecen en el tiempo: los misterios, las aventuras y avatares de la vida cotidiana dentro del abanico de moralidades instituidas e instituyentes, todo con una pizca de ironía, de cinismo y magia. La risa para digerir la vida.

Pensar en Slam entonces, es pensar con el cuerpo en todas esas rupturas y continuidades, es recuperar todas las expresiones y formas de decir que soporten el contacto cara a cara con el otro sin tener que refugiarse en las tradiciones culturales socialmente aceptadas. El Slam no precisa citas de autoridad, es autolegitimante. Eso significa que se permite retomar todos/as los grandes artistas de la vida, los pequeños - grandes gigantes de todos los tiempos sin su correlativa sumisión como fabricantes de verdad.

¿Qué es el Slam entonces? Es la pura verborragia, es la urgencia del decir, de bancarse la palabra y sus cicatrices en el cuerpo. Tengo esto para escupir aquí y ahora. Te lo digo ¿Me querés escuchar? Si te digo que sí, bancatelá. El Slam es un viaje en bondi a través los diálogos internos de una generación. Es, en la boca de Xiet, “algo nuestro, que nadie nos puede sacar, porque nosotros estamos haciendo que suceda.”

Sencillamente me atrevo a decir que para muchos, lo que sucedió en el estreno de Silencio, fue una explosión que se hizo sentir en el cuerpo. Estamos viviendo las ficciones que creamos y en las que creemos. Ahora la historia no es solamente de los muertos. Una cosa más, es increíblemente empoderador saber que los monstruos también tienen miedo.  


Silencio es un documental que promete controversias hacia afuera del movimiento under porteño y abre sus puertas diciendo: “Las ficciones son necesarias para creer en lo que vivimos”. En palabras de Sebakis es “estar despiertos” y todos sabemos que cuando nos pega el insomnio ya no hay forma de volver a dormir. Si vos también querés estar despierto/a, la próxima llamada de Silencio es el 25 de junio a las 21 hs en el centro Cultural Matienzo  (Pringles 1249).


Soledad Vahedzian

2 comentarios:

  1. simplemente genial todo lo que escribiste, tuve la suerte de poder ir a ver el estreno y como dijeron ellos en el documental "es un delirio" y me parece que es un delirio genial, muy bien hecho el documental que resumió 3 años de manera increíble, me encantó que hayan dicho como empezó todo hasta "la actualidad".

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