miércoles, 22 de mayo de 2013

EL ARTE NARRATIVO DE RAYMOND PETTIBON







La chica que le robó el novio a la hermana, cuando todo era vértigo, calor, fogonazos, mató a sus padres y salió a la ruta, fumando con expresión inmutable, el chico sentado al lado, el brazo por detrás, aferrado a su chaqueta, con un rictus de fría aceptación, los lentes negros perdidos en la línea blanca del asfalto; el hombre que asesina o coge a la mujer con una cuerda alrededor del cuello, la mujer que grita, sufre o goza con una cuerda alrededor del cuello, mientras afuera se termina el mundo; los dos tipos que se enfrentan como perros rabiosos, el que está en la esquina acorralado levanta los puños, el otro lo amenaza con una silla, como un domador de leones de circo, negro absoluto afuera; el equipo de filmación en una toma erótica de cowboys, el hombre más petiso que la mujer, subido a una tarima para acariciarle los pechos, los técnicos enarbolando armas de fuego como micrófonos; ella con un vestido negro de noche, una herida en la frente, él con la frente lacerada, los cuchillos filosos salen de las manos invisibles, como un juego, espían la escena de los padres, apoltronados en el sofá mirando por televisión el fin del mundo; el adolescente acurrucado como un animal contra un rincón de la pared, el piso manchado con su propia sangre negra; la marioneta asesina; el padre de familia que le disparó a sus hijos, mató a su mujer, se apunta a la sien; la monja de hábitos aferrada a un par de piernas desnudas de hombre, el gesto inescrutable; la mujer soez, mordiéndole el cuello al hombre de negocios exitoso que ríe; la perra rubia, camp, en ropa interior; el graduado desabrochando el corpiño de la chica que se va a coger como recompensa a sus esfuerzos de estudiante, las manos que limpian el caño del revolver, el policía jugando con la cachiporra apoyado en el patrullero, el hongo atómico, la histérica y el enfermito a punto de coger o matarse, la libertad bien entendida.








"Black Flag" 

La chica que le robó el novio a la hermana, cuando todo era vértigo, calor, fogonazos, mató a sus padres y salió a la ruta, fumando con expresión inmutable, el chico sentado al lado, el brazo por detrás, aferrado a su chaqueta, con un rictus de fría aceptación, los lentes negros perdidos en la línea blanca del asfalto; el hombre que asesina o coge a la mujer con una cuerda alrededor del cuello, la mujer que grita, sufre o goza con una cuerda alrededor del cuello, mientras afuera se termina el mundo; los dos tipos que se enfrentan como perros rabiosos, el que está en la esquina acorralado levanta los puños, el otro lo amenaza con una silla, como un domador de leones de circo, negro absoluto afuera; el equipo de filmación en una toma erótica de cowboys, el hombre más petiso que la mujer, subido a una tarima para acariciarle los pechos, los técnicos enarbolando armas de fuego como micrófonos; ella con un vestido negro de noche, una herida en la frente, él con la frente lacerada, los cuchillos filosos salen de las manos invisibles, como un juego, espían la escena de los padres, apoltronados en el sofá mirando por televisión el fin del mundo; el adolescente acurrucado como un animal contra un rincón de la pared, el piso manchado con su propia sangre negra; la marioneta asesina; el padre de familia que le disparó a sus hijos, mató a su mujer, se apunta a la sien; la monja de hábitos aferrada a un par de piernas desnudas de hombre, el gesto inescrutable; la mujer soez, mordiéndole el cuello al hombre de negocios exitoso que ríe; la perra rubia, camp, en ropa interior; el graduado desabrochando el corpiño de la chica que se va a coger como recompensa a sus esfuerzos de estudiante, las manos que limpian el caño del revolver, el policía jugando con la cachiporra apoyado en el patrullero, el hongo atómico, la histérica y el enfermito a punto de coger o matarse, la libertad bien entendida.






PUBLICADO EN EL BLOG  WWW.MIROCKANDROLL.BLOGSPOT.COM

MARTIN SERVELLI


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