lunes, 16 de mayo de 2011

BAFICI 2011 - por Sol Cuntin

Película: Sipo’ hi – El lugar del manduré.
Dir: Sebastián Lingiardi.
(Competencia oficialArgentina)
Argentina (2011)
Algunos de los tópicos temáticos que explora Sebastián Lingiardi son los siguientes: el lenguaje como portador de identidad, así como la palabra y su belleza en tanto espíritu que cobra vida y que se transmite de generación en generación.
Un moroso plano inicial nos introduce en el tono apacible que tendrá la totalidad del film a posteriori y allí comienzan las leyendas junto al fuego. Esta es la primera leyenda de una bien orquestada poesía coral de mitos y creencias populares sobre animales que se entreteje a lo largo de toda la trama.
Además se ponen en escena la contemplación ante el río y la lentitud del deambular de los personajes ante la tranquilidad del pueblo de sipo’ hi, cuya denominación deviene de la existencia de los peces sipo.
En el retrato del pueblo se registra cómo viven el ocio los niños, los jóvenes y los adultos. Los rostros de los personajes son hieráticos o bien se muestran los espacios vacíos para que la naturaleza adquiera todo su esplendor.
Por otra parte, el director trata de enmascararse construyendo el simulacro de que quienes toman las decisiones estéticas y narrativas de realización del film son los propios wichís. Esa decisión probablemente obedezca a respetar sus propias costumbres y a que la voz de los pueblos originarios adquiera todo su esplendor.
Película: Mensajero.

Dir: Martín Sola.
(Cine del futuro)
Argentina/España/Alemania (2011)
 En este documental con vestigios de ficción la trama es mínima (se trata de un joven que deja su trabajo de mensajero para ir a probar suerte a las salinas), mientras que la narración se detiene por instantes prolongados que interrumpen la ilusión diegética para dar paso a instantes de pura contemplación del paisaje.
La película contiene muy pocos diálogos y la vida del personaje parecería ser sólo una excusa para narrar la fe de unos devotos ante una procesión o documentar jornadas laboriosas.
La lentitud es tan tremenda y la naturaleza tan intempestiva que varios de los encuadres se tornan legibles.

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